Estoy de regreso en casa. Ya
contaré en algún post mis últimas aventuras (y desventuras) gastronómicas por
Asia. Los platos de hormigas culonas, el “clan de los Hainaneses”, la casa de
Miek Min, los bocadillos de Mai o como cociné con la nieta del último emperador
de Vietnam… Muchos sucedidos…
Pero este no es el momento. Hoy comienzo una serie de 5
recetas emblemáticas que he conseguido durante el viaje. Platos que me gustan y
que tienen alguna historia detrás.
Empiezo por Camboya y su pollo al
jengibre, un plato muy típico por allí. En khmer el termino “chha” define
cualquier tipo de salteado. Los chha son populares en las familias y también en
la comida callejera. Son rápidos y sencillos de preparar y exigen poco gasto de
energía.
La comida diaria de las familias
en Camboya suele incluir siempre arroz, una sopa ácida, algún pescado frito y
uno o dos salteados de este tipo.
Los chha camboyanos, al contrario
de los chinos, se preparan a fuego suave. Sin las estridencias y llamaradas de
los salteados de otros lugares. La razón es sencilla. La mayor parte de las
familias del país aún cocinan con leña o carbón, siempre escasos y caros, por
lo que se prefieren métodos de cocinado que gasten poco combustible.
Los platos con jengibre se pueden
encontrar por toda Asia, pero en Camboya son diferentes. Los camboyanos no
consideran que el jengibre sea un aromatizante, sino que lo emplean como un
vegetal más. En lugar de 4 o 5 trocitos pueden añadir 150 gramos a un plato…
Puede parecer una locura, pero, además de ser sano, está muy bueno.
La primera vez que comí este
plato fue en el sur de Camboya, en Rabbit Island, una isla pequeña y tranquila
donde no hay mucho que hacer más que estar. Había ido hasta allí buscando un
poco de paz después de muchas semanas de grandes ciudades y aglomeraciones.
Pero como yo soy un poco Jaimito, pues ocurrió lo inesperado. Supe que algo iba
mal nada más desembarcar, cuando en lugar de la paz y el silencio que buscaba
me recibieron 50 alegres jovencitos bailando la música que atronaba desde dos
inmensos altavoces…
Que es esto? Y la paz, y la
calma, y el sosiego… Pues no, no hubo. Durante dos días los alegres muchachos
no pararon de bailar durante horas y horas, grabando el programa de fin de año
para la televisión khmer…
Por cierto el baile típico
camboyano, del que soy gran experto, es curioso y divertido (¿?), si queréis
verlo aquí tenéis un video…
La receta es de Chandara, una
amable cocinera de un restaurante a pie de playa.
La receta es para 1 persona como
plato único o para varias en una comida asiática de más platos.
200 gramos de pechuga de pollo en
dados. Si preferís otro corte que resulte menos seco, pues perfecto
1 Chalota en juliana
1 zanahoria en rodajas finas (unos 60 gramos)
1 Ajo
50 gramos de jengibre pelado y en juliana muy fina
La Salsa
1 cucharadita de Salsa de Ostras
1/2 cucharadita de azúcar de palma
1 y 1/2 cucharaditas de salsa de soja clara o pescado
1 cucharadita de aceite de chile. Los camboyanos son unos enamorados de las salsas de chile industriales. Pero yo no, así que puse aceite de guindillas casero que tengo por casa. eres libre de actuar como quieras...
3 cucharadas de agua
Pimienta
2 Cebolletas troceadas
1 lima
Poner un wok o sartén con aceite, a fuego medio. Añadir las
chalotas, ajo y zanahoria. Sofreír lentamente un par de minutos.
Añadir el jengibre y seguir salteando otro minuto.
Incorporar el pollo, y mezclando bien con el resto de
ingredientes dorar ligeramente.
Mojar con la salsa y dejar que el pollo termine de hacerse.
Pero teniendo cuidado que no se haga demasiado, para que no quede muy seco.
Al final poner las cebolletas y dar un de vueltas más. Si se
quiere se puede añadir un chorro de lima al final.
Servir
con mucho arroz jazmín hervido.
4 comentarios :
Hola Alex, no sé si hacerte un monumento y ponerlo a la puerta de mi casa o declarar mi alta estima por tu persona de ahora en adelante, je, je. Ya sabía yo que me faltaba algo cuando intentaba recrearla, la salsa de ostras.
Mañana la voy a poner en práctica. Ya veremos si 50 gr es suficiente jengibre, ji, ji. Los que yo probé en camboya llevaban como tu bien dices, jengibre para dar y regalar, hasta tal punto, que llega un momento que no puedes evitar que se te salten las lágrimas (y no por la emoción) pero tampoco puedes dejar de comerlo.
Gracias, gracias y otra vez gracias.
(aunque no me veas, ahora mismo tengo una sonrisa de oreja a oreja que no se va a borrar en mucho tiempo).
Mar
Hola Mar guapa!!
Esta receta está dedicada a tí, que me la pediste hace tiempo. No me olvidé!!
Muchas gracias por tu sonrisa, y me alegro mucho de que te guste.
Tienes razón, en Camboya llevaba mucho más jengibre. Exagerado. A mi la verdad es que me osrprendió y me gusto.
Por cierto vuelve a mirar la receta, porque se me había olvidado algo!!
Besazos!
Eres mi ídolo y aún más sabiendo que me la dedicas,(de ahora en adelante estaréis en esa vitrina de honor, Homer Simpson y tu, je, je).
Aceite de guindillas? mira por donde hace poco estuve en Extremadura y compré allí un aceite llamado de Perdigón que no lo conocía (que si no conoces, te recomiendo probar, simplemente con pan, está para chuparse los dedos), y que me parece extraordinario, e hice lo mismo que tu, un aceite de guindillas.
Me has alegrado el día, y eso que parecía imposible teniendo en cuenta que es viernes.
Mar
Gracias Mar,
me alegro mucho de haberte provocado una sonrisa!! Y me encanta estar a cerca de Hoomer... eso es un gran honor!!! ja!
Mil besos de viernes,
Alex
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