LAS SAMSAS


Foto; Vendiendo Samsas en el mercado de Karakol, Kyrguizstan, 2008.


Hola a tod@s,

Volver a Madrid desde Saigón es una experiencia curiosa. Ahora incluso mi ciudad me parece un remanso de paz y silencio.

En casa me he encontrado con la sorpresa de que la nevera no funciona, así que al menos hasta el lunes no podré cocinar ni publicar recetas.

Ayer cibercharlaba con Iban en su magnifico blog sobre los viajes de ida y vuelta entre las gastronomías de la India y del Mediterráneo.

Pensando en ello me vinieron a la memoria las samosas, que me han acompañado, de una u otra forma en multitud de países, asiáticos o no.

Un día de estos hablaré de este periplo mágico, desde las llanuras de la India a las cocinas portugueses, las costas africanas, las calles singapureñas o las estepas centroasiáticas.

Por hoy nos basta con saber que las humildes empanadillas indias, de patata, guisantes y especias, cruzaron el Karakorum y los desiertos para llegar a las praderas y montañas del centro de Asia.

Durante el viaje trocaron el continente y el contenido, pero no la esencia.

Conservaron la forma triangular, aunque su tamaño creció hasta casi doblarse.

La masa se convirtió en una crujiente y dorada cubierta de hojaldre, que en lugar de freírse se cocina en el horno.

El relleno vegetariano se adaptó a lo poco que las duras condiciones de las estepas ofrecía, cebollas y carne de cordero, preparados con muy pocos condimentos, poco más que sal y pimienta, y cocinados con grasa del mismo animal.

Si la samsa es buena el resultado es delicioso, crujiente, con la melosidad de la cebolla y el gusto fuerte del cordero. Un aperitivo perfecto para acompañar una ronda de “bálticas”.

Eso si, si todo depende de la cantidad de grasa que se emplee para prepararlas.

Las de la foto las comí en el mercado de Karakol, una hermosa ciudad kyrguiza. Después de algunos días de montaña y campamento reponíamos fuerzas antes de volver al camino.

Después de las samsas tomamos shaslik, pinchos de carnes, arroz, ensaladas, cerveza y mucho vodka… Nasdrovia!

4 comentarios :

Adormidera dijo...

Creo que mi paladar seguiría aceptando más las vegetarianas pero por el simple placer de acoplarme al aire que se respira en lo que cuentas, las comería con gusto.
A veces tengo la impresión que tantas cosas que no aceptaría a este lado, podría aceptarlas envueltas en otra atmósfera.
Gracias por los relatos de las últimas jornadas, que yo he hecho hoy intensivas.

Que todo esté bien, incluida la nevera jeje
Besitos

Kako dijo...

Pues yo me comería una Samsa con un buen Syrah, pero dudo que esto se encuentre en esas latitudes.
Cariños.

salvia dijo...

Hola!!! acabo de descubrirte en el blog de Noema y me encanta!!! Felicidades por tu blog!!! Saludos!!!

Guru Masala dijo...

Hola a tod@s,

si Adormidera, yo tambien prefiero las vegetarianas. Pero creo que tienes razón, a veces te dejas llevar por el lugar.

Seguro que yo no comería en Madrid esas Samsas, pero en Karakol, viendo los contrafuertes del Thien Shan, junto a la catedral ortodoxa...

Kako, no desesperes! Busca, busca, busca...

Salvia. Gracias por encontrarme. Un besazo y otro para Noema,

Alex