Foto; Roti canai en un puesto de Penang.
Cae una nevada preciosa en Madrid. A través de la ventana veo caer los copos, el cielo gris y escucho el ruido del atasco monumental que debe estar colapsando la ciudad...
Así que mi mente se marcha volando a las tierras cálidas del sudeste de Asia. Imagino las mañanas de Penang, o Bangkok, o Kampot, o Yangun... esas en que hay que levantarse al alba, para poder aprovechar un poco de esa micro fresquito que dura tan poco, y que a las 8 de la mañana ya se habrá convertido en el bochorno habitual.
Me veo a mi mismo recorriendo calles que empiezan a levantarse, mercado en ebullición, puesto de comida callejera que se instalan. Siempre es la misma rutina, paseo, fotos de la ciudad desperezándose, té o café con hielo y luego la búsqueda de algo apetitoso para desayunar. No suele ser difícil, porque las ciudades de Asia están plagadas de tanta variedad que lo complicado, realmente, es decidirse sin volverse loco.
Estos son algunos de los desayunos que esta mañana fría me han venido a la memoria;
Roti Canai- En Penang hay una gran comunidad india, mayoritariamente tamiles y keralis. Su desayuno preferido es el “roti canai”, una torta de pan hojaldrado que sirven con dal, un guiso de lentejas, o con un cuenquito de la salsa de algún curry ácido de pollo o pescado. Para beber “teh tarik”, té “tirado” con leche y azúcar. Me encanta sentarme en los puestos de Lebuh King y comer con la mano un par de panes y un té tibio.
Dim Sum- Soy un devoto fanático del “dim sum”, las pequeñas tapas de la cocina china. Hay que ir pronto a la “Dim Sum Shop” o estará lleno a rebosar, especialmente los fines de semana, cuando las familias al completo van a disfrutar de un desayuno copioso. Té de jazmín “a volonté” y después puedes comenzar a elegir entre las decenas de delicias que van girando y girando por el local en unos carritos de ruedas. “Siao Mai”, “Ha kao”, costillas con salsa de judías negras, “Guotie”, pasteles de nabo, tofu relleno, “pasteis de belem”...
Op La- Mi desayuno favorito en Hanoi y Saigón. Calórico, grasiento, reconocible y delicioso. Uno de esos platos que te hacen sentir culpable y feliz... Huevos fritos con paté, embutido vietnamita, salsa picante y una baguette de harina de arroz y trigo, ligera y crujiente... Cuanta felicidad...
Noodles- En cualquier calle, rincón o campo de Asia puedes encontrar noodles. Salteados, en ensalada, en sopa... La variedad es infinita y deliciosa. Me encantan las sopas, como esta “kutieu” en el Psar tmei de Phnom Phem, llena de pedazos de carne, chalota frita, cebolleta, brotes de soja y un caldo claro y sabroso. Si los noodles son secos me gusta comer “wonton mee” en cualquier “kopitian” malayo. Son noodles de huevo secos, sazonados con salsa de soja y servidos con 3 o 4 “wontons” rellenos de gambas, gordos y jugosos, y un par de tiras de “char siu”...
Nom Krourk- Finalizo con estos pequeños pasteles de harina de arroz, leche de coco y cebolletas, muy populares en Camboya y Tailandia. Se hace una masa líquida que después se tuesta en una sartén especial llena de pequeños agujeros. Se come con una salsa de vinagre de palma. Da gusto sentarse con el fresquito de la mañana a comerse media docena con un cafetito helado...