Escondido
en una rincón cualquiera, en la esquina de un pequeño callejón de
Saigón se encuentra Hoa Ma Quan, un pequeño local de desayunos.
Su
especialidad es el Op La, una sartén de huevos fritos y carne, y
unos suculentos y creativos bocadillos.
Los
6 o 7 trabajadores del local están realmente atareados a las 9 de la
mañana, cuando yo llego. Y no paran de moverse entre las pocas mesas
metálicas que tienen.
Se
ve que es un lugar popular, porque las pocas sillitas bajas, de
plástico, están todas ocupadas, y la riada de clientes no se para.
En cuanto una mesa es desocupada una nueva pareja se acomoda y
realiza su pedido.
En
la pequeña cocina, un par de mujeres mayores, con cara de pocos
amigos, preparan bocadillos sin parar. Se ve que es una de sus
especialidades, porque son muchas las personas que esperan, con sus
motos encendidas, para llevarse sándwiches en bolsas de plástico.
De
paté, mayonesa, cabeza de cerdo, salchichas, lechuga, cilantro,
pepino, salsa de soja, jamón... el famoso Banh Mi de Saigón,
posiblemente uno de los mejores bocadillos del mundo (con permiso de
los bocatas de calamares de la Plaza Mayor, claro).
Pero
la estrella es el Op La, una sartén de huevos fritos, con trozos de
salchicha y charcutería, aros de cebolla y cebolleta salteados... y
de compañera una baguette crujiente y ligera con la que mojar y
pringar en el plato.
Un
atentado contra las arterias, un chute de colesterol.
Pero está tan bueno, que no está de más perdonarse de vez en cuando, y sentarse a darse un homenaje sin demasiado sentimiento de culpa.
Yo
si lo tuve. El remordimiento digo. Porque fue un día duro
gastronómicamente hablando. Op La para desayunar, Curry de Pollo a
media mañana, y una cena con Thit Kho (cerdo guisado con huevos y
agua de coco), sopa de Taro y gambas, y flores de nosequé salteadas.
Pero lo pagué corriendo y haciendo abdominales...
Como
digo el Op La está delicioso. Los huevos poco hechos, pero con
puntillas en los bordes, los trozos de charcutería sabrosos y
variados (hasta 6 clases diferentes), y la barra de pan, con harina
de trigo y arroz, es tan ligera y crujiente que dan ganas de pedir
2...
Y
para aligerar un encurtido de zanahoria y daikón bien agrio y un
buen chorro de salsa de chile. Al lado, una tetera de té de jazmín
sin azúcar.
Me
he encontrado tan a gusto esta mañana desayunando, que me ha
parecido estar en la gloria. Hasta me ha gustado el ruido de las
motos, la polución, el calor que ya empezaba a derretir el asfalto.
Y me he quedado un buen rato tomando fotos, sonriendo a una mujer muy simpática que me hacía ojillos, y bebiendo sorbitos de té calentito. Sin decidirme a hincarle el diente a tamaña obra de arte.
Podéis
encontrar puestos de Op La por toda la ciudad, normalmente los mismos
donde sirven Banh Mi. Pero este está en 53 Cao Thang, en el distrito
3.
Para los remilgados, esos que dicen “que como en casa no se come en ningún sitio”... este es un plato reconocible y que seguro apreciaran...
Me voy al Delta!!
Visita http://www.facebook.com/Gastronomia.Prehispanica
ResponderEliminarSeguro...que ha sido todo un placer disfrutar de los sentidos a través de ese Op La...que ni el ruido has sentido!!
ResponderEliminarBeso-te.
Que envidia "sana" poder viajar por esos mundos de Dios y ver otras culturas..... por favor, sigue escribiendo. Leyendo tu blog puedo viajar con la imaginacion. Gracias
ResponderEliminarMayte!! Pues si, estaba muy rebueno!!
ResponderEliminarAnonimo! Gracias por seguirme. Un abrazo fuerte!
Mi envidia no es sana. Es puraaaa envidia por disfrutar de un desayuno en Saigón... "OP LA, un desayuno en Saigón" suena a libro de viajes y aventuras. Suena requetebien cachis!
ResponderEliminarPor cierto, la palabra de verificación -una de ellas- es Kingele.. ¿el rey de la gelatina? ¿te dice algo?